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4 ene 2011

Oír cantar

Notas de alma herida mecen el atardecer.
Un son de selva ardiente
vuela por mis piernas,
jugetean mis dedos trazando el afecto
que voló entre las alas acusadas de temor.

Nacerá la molécula de tiempo en tus muslos para correr a tu pubis y ahí esconderse de mí.

Calla. No es venganza la que te traigo, es reparo del adiós.

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