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6 jun 2011

Para que me sigas leyendo

El café ha sido más que sustancia venenosa en mi cuerpo.
Ha provocado esta rarísima sensación
de gritar tu nombre tantas veces
sea necesario, echarme a la cama
y tocar cada lunar de mi cuerpo.

Suspirarte en la almohada, cruzar las piernas
mientras tus pechos rozan mi espalda.
Poco a poco el jazz nacerá de tu cuerpo,
que en el limbo de los cuerpos
donde no hay nombres ni color
dejes acordes y notas, no presicamente
las más bellas, ni hemos de hablar de belleza.
No es algo que logre conjugarte por completo.
Es como si quisiera llamarte mujer de estrellas
y por más adjetivos que le ponga a tu nombre
todos sean pobres, es como si quisiera
llamarte de mil maneras... seguirían siendo notas más.

Cristal, dedos de lunar.
Andrea, ojos de manglar.
Miriam, labios de sandia.
Teresa, cuerpo de sirena.


Cuanto más te enuncio más te olvido.
Efecto inverso de espera.
Iniciando olvidos.
Café veneno.